Marcos López
Marcos López: ser nacional
En 2016 se realizo una exposición por el Bicentenario de nuestra independencia, con la muestra 200 años. Pasado, presente y futuro, que se realizo en el Centro Cultural Kirchner de Buenos Aires.
En ésta se expuso una instalación realizada por el fotógrafo y artista santafesino Marcos López.
El artista ambiento una sala cruzando la historia del país y la del arte con múltiples materiales y hasta obras de otros. La muestra llama la atención, no sólo por lo insólito de las asociaciones que el artista realiza a través del espacio -con reflexiones sobre la patria, la identidad, la historia y la contemporaneidad- sino también porque ofrece claves fundamentales sobre nuestro «ser nacional» de una forma divertida y aparentemente azarosa.
La intervención reúne bajo el concepto de “Identidad” al Gauchito Gil con gallinas y cocodrilos embalsamados; pone la pintura del boxeador de Pablo Suárez cerca de San Expedito; coloca preciosos retratos anónimos de Ramona Galarza –comprados por el mercadito de San Telmo-, cerca de un kiosco de revistas con la selección vintage de la revista “Gente” (titulares provocadores: “Seguimos ganando” y “Vimos rendirse a los ingleses”, los dos en referencia a la guerra de Malvinas; “Renuncia de López Rega”, “Monzón preso” (cuando en 1989 lo declararon culpable del asesinato de su mujer).
Hay fotos tomadas por Nicolás Goldberg en la que Carlos Menem es aconsejado por sus asesores y Mirtha Legrand se retoca el maquillaje en un corte de uno de sus almuerzos; las Evitas desplegadas de Nicola Constantino con la famosa foto de los 90 de María Julia Alsogaray posando vestida sólo con un sacón de piel (del fotógrafo Osvaldo Dubini) y un caballo de plástico asomando desde la pared. Además hay una serie de colchones pintados. Sobre el fondo de una pileta de plástico azul, hay pintada una mujer. La vuelta del malón, una copia de la emblemática pintura de Ángel Della Valle tira otra pista fundamental, a pesar de estar envuelta en plástico y de ser visible como en una neblina: celebrada en su momento (1892)
como “la primera obra genuinamente nacional”, muestra el tema de la conquista y de las guerras por las fronteras en la pampa del siglo XIX. Saqueos, robos de ganado, raptos de cautivas… Los indios aparecen como demonios, criminales y ladrones: síntesis de los tópicos que justificaron la campaña del desierto.
En una entrevista el artista comentó, “Es absurdo buscarle una imagen a la identidad nacional. Los chicos zambianos que venden anteojos en Corrientes o los haitianos que venden anillos en Córdoba y Pueyrredón pronto van a casarse con las nietas de los dueños de los supermercados chinos y van a formar una nueva identidad”. Y agrega: “En el Islam no representan a Dios porque dicen que sería absurdo. ¿No sería entonces, también absurdo querer representar a la Patria?”.
¿Qué pretende el artista con esta muestra? Probablemente hacernos comprender que la identidad nacional es una mezcla de cosas y, sobre todo, un sentimiento popular.

